Han nacido como una forma de protesta espontánea y están empezando a convertirse en un símbolo de aquellos que quieren mostrar su disconformidad con la gestión que el PSOE y Podemos están realizando de la crisis del coronavirus.

Las caceroladas han comenzado a convocarse de forma cada vez más multitudinaria en balcones y en diferentes espacios públicos, calles y plazas también de los municipios de la zona sur, como es el caso de Móstoles, donde durante el pasado fin de semana se pudo evidenciar que hay una parte muy importante de la población disconforme con Pedro Sánchez pero también con la alcaldesa de la localidad, Noelia Posse.

Estas protestas, que se iniciaron en el madrileño Barrio de Salamanca, se han extendido ya como la pólvora y no solo para mostrar la indignación de una parte de la población con el Gobierno de la nación, sino también para hacerlo extensible a los Ejecutivos municipales en ciudades como Móstoles, Alcorcón o Leganés.

La convocatoria, todos los días a las 21 horas, ya se ha viralizado.