Todo huele raro en torno a la gestión de Noelia Posse. Tanto que hay temas que por mucho que se empeñen en camuflar terminan saltando a la opinión pública y estallando en la cara de la propia alcaldesa.
La regidora, sobre la que pesa un expediente de expulsión en el Partido Socialista de Madrid (PSOE-M) por sus casos de nepotismo y enchufismo en el Ayuntamiento de Móstoles sigue siendo noticia de manera constante por sus arbitrarias y controvertidas decisiones al frente del Gobierno local. Casos que se repiten sin cesar, como un dejavú.
Los últimos días se han sucedido una serie de dimisiones en cascada, todas ellas en el área de Urbanismo de la localidad, donde siempre Posse y su entorno han tenido un especial interés por controlar. No hay que olvidar que Noelia Posse asumió en persona las competencias de Urbanismo desde que llegó a la alcaldía y durante un año, hasta que le “soltó” la Delegación a Beatriz Benavides.
La primera de las dimisiones, por llamativa, ha sido la del ya ex gerente de Urbanismo Jesús Miguel Espelosín “enchufado” por Noelia Posse y cuyo cargo fue revocado por un juez. Precisamente su renuncia coincide con el inicio de las acciones judiciales en su contra.
La salida de Espelosín (hijo de un histórico dirigente socialista) se ha visto acompañada con las renuncias de Carmen Rosas Camacho, coordinadora general de Urbanismo y otra de las “sospechosas” por su presunta implicación “en el bucle de favores” en sus respectivos nombramientos, además de Concepción Bárbara Rognoni Navarro, directora general del Suelo y Nuevos Desarrollos en el Ayuntamiento, excargo del PSOE del municipio de Illescas.
Si todas estas salidas guardan relación con las acciones judiciales por los polémicos nombramientos de Posse, resultará todavía más oscura la gestión de la alcaldesa y quedará más en entredicho que el PSOE-M aún no haya ejecutado las acciones anunciadas por un comportamiento “ajeno” a la filosofía del partido, según afirmaron sus propios dirigentes.
No hay nada peor para una ciudad que la permanente sombra de sospecha sobre quién debe dirigir los destinos de la población. Y en Móstoles, para su desgracia, resulta difícil entender cómo se han llevado a cabo numerosas decisiones que tan solo han beneficiado a Noelia Posse y a su entorno más próximo.
Pero hay más. En este mismo número se recoge una información que tendrá muchísimo más recorrido y alcance. La contratación por parte de la empresa Móstoles Desarrollo de una campaña informativa y publicitaria con una “empresa fantasma”, creada, presumiblemente, para lavar la imagen de la alcaldesa.
Una empresa cuyo objeto social inicial en nada se corresponde con el objetivo del contrato, cuya primera responsable es una profesional que se dedicada la creación y posterior venta de cifs para las acciones más diversas y una contratación que burla, por cinco euros, la obligación de licitar los trabajos encargados.
Mientras Noelia Posse sigue “regando” con contratos y adjudicaciones a dedo a medios afines, la localidad sufre las consecuencias de su nefasta gestión. Claro que, como siempre, prefiere taparse los ojos y encargar a otros que firmen. Una estrategia que se le puede volver en contra. Tiempo al tiempo.